¡Saludos mis queridos amigos! En un día empezaré a tomar unos días de vacaciones entiendo necesario expresarme antes de tomar la mismas, sobre la agenda que el gobernador y su partido tienen sobre el futuro político de nuestro pueblo. Al referirme futuro político me voy a enfocar por las limitaciones del espacio y el tiempo, el tema de nuestra relación como ciudadano americano con el resto de nuestra Gran Nación. Esta es la primera de una serie de columnas que estaré publicando sobre el tema del status espero que lo disfruten.
Para este servidor resulta sumamente frustrante que en el 2014, 116 años de la llegada de los Estados Unidos a nuestra Isla, y aproximadamente a tres años de cumplir nuestro centenario como ciudadanos Americanos, todavía existe tanta confusión en nuestra sociedad de quienes somos, hacia donde nos dirigimos y cuales son verdaderamente los derechos constitucionales por los cuales estamos dispuestos a sacrificarnos como pueblo, para poder despertar algún día como socios de la Republica Constitucional a la cual pertenecemos. Los artífices de la Declaración de Independencia arriesgaron todo para exigir sus derechos y finalmente, poder desprenderse de la tiranía de Jorge III. El momento es oportuno para preguntar, ¿Qué estamos dispuestos a arriesgar para lograr nuestra aspiración política?
Lamentablemente el Partido Nuevo Progresista, a la cual yo pertenezco por mas de treinta años ( vean www.cglawpr.com) se ha obsesionado con simplificar lo que constituye integrarse plenamente a la unión Americana en adquirir representación en el Congreso, el voto presidencial (participación en el colegio electoral) y paridad en la asignación de fondos federales destinados para Puerto Rico. No se equivoquen, todos los antedichos puntos y definiciones constitucionales son de suma importancia, pero excluyen del debate público y hasta académico elementos de suma importancia que toman parte integral del Republicanismo Americano, el cual nace entre el 1775 y el 1787 como fruto del pensamiento generado de la ilustración radical.
Consecuentemente, desde el 1968 hasta el 2012, hemos hecho caso omiso a nuestra responsabilidad de preparar a nuestro pueblo con el conocimiento necesario y el sentido de responsabilidad ineludible de cada ciudadano para que nuestra Isla pueda asumir su responsabilidad dentro del contexto Republicano que emana de nuestra Constitución. El hablar de nuestra Séptima, Quinta u Octava Enmienda, de la Constitución de los Estados Unidos o el alcance de la Decimocuarta Enmienda en nuestra jurisdicción, nunca forman parte de nuestra discusión política ni jurídica como modo de ejemplo.
Es mas, por experiencia propia les puedo aseverar que nuestros líderes, incluyendo hasta miembros en la judicatura, evitan el tener que atender esos asuntos de tan transcendental importancia por que los mismos les resultan incómodos e inconvenientes. Consecuentemente a tres años de nuestro centenario como ciudadanos Americanos todavía nos encontramos hablando de retórica arcaica para beneficio de los enemigos de la Estadidad, al punto que nos referimos a nuestra nación en la tercera persona. Para poder confrontar y derrotar las malignas intenciones de los que quieren llevar al abismo político y económico, en primer instancia tenemos que poder sentirnos cómodos, como ciudadanos americanos. Y poder proclamar, sin temor alguno, que amamos a nuestra nación con todos sus defectos, por lo que representa, por lo que nos define y no por mera conveniencia económica o por una interpretación simplista de lo que es un verdadero americano.
A diferencia de lo que piensan algunos, nuestra ciudadanía la define la Decimocuarta Enmienda de nuestra constitución y la cual nace específicamente, como consecuencia de la Guerra Civil, invierte el concepto de lo que es un ciudadano Americano. Antes de la Guerra Civil, los ciudadanos eran primero ciudadanos de sus respectivos Estados y luego de la Nación. Luego de la ratificación de la Enmienda Catorce en el 1866, el concepto de ciudadano cambió totalmente. Ahora, constitucionalmente hablando, somos primero ciudadanos Americanos y luego ciudadanos del estado, de jure o de facto, en el caso de Puerto Rico. El que no entiende esa realidad se le puede tomar difícil apoyar la Estadidad para Puerto Rico, o la podría estar apoyando bajo fundamentos incorrectos, inclusive, cuando empezó el proceso de la reconstrucción luego de la Guerra Civil, el Congreso obligó a todos los Estados que habían sido parte de la Confederación a que tuvieran que ratificar dicha Enmienda antes de ser readmitidos como Estados de la Unión: desde ese momento se transformó nuestra Republica de una compuesta de estados y ciudadanos, a una constituida de ciudadanos y estados.
Alguno de ustedes se estarán preguntando ¿porque tanta historia? Por que la misma nos compete para poder desmentir las representaciones engañosas que van a estar escuchando durante los próximos meses sobre el tema de nuestro status. En nuestra historia, ningún territorio organizado de ciudadanos ha podido realizar un acto de sucesión de la unión. Ni uno! La unión de ciudadanos es permanente o de lo contrario el experimento Americano, el mas exitoso en la historia de la humanidad, basado en concepto de que todos nos podemos gobernar entre sí, fracasaría ante los ojos del mundo y la historia. Lamentablemente, cabe señalar que los experimentos en la creación de las conocidas republicas asociada del pacífico (Samoa, Islas Marshalls y Palau) no tiene relación alguna con nuestra realidad e historia.
Hace ya casi dos años, que el Gobernador Luis Fortuño y el Secretario de Estado Kenneth McClintock, me invitaron a hacer el orador principal en los actos oficiales, no solamente para conmemorar el 60 aniversario de la creación de nuestra Constitución territorial, sino para expresarme sobre nuestra evolución constitucional nacional. Para los que le interese leer el mensaje, el mismo lo pueden obtener a través del Internet. Ahora, humildemente entiendo que la circunstancia ameritan una expresión de mi parte para alertar a la ciudadanía de nuestro peligro inminente.
Quiero aclarar en este preciso momento, que mi motivación se ampara en el más profundo sentir, del Republicanismo Americano y no así como piensan otros que este humilde servidor este buscando candidatura alguna.
Tenemos que erradicar el tribalismo político criollo de una vez por todas. Todos somos responsables de los problemas que estamos confrontando en nuestro pueblo ya todos nos compete aportar en la búsqueda de la solución de los mismos, les recuerdo que el Partido Nuevo Progresista fue creado temporalmente con el fin traer la Estadidad para Puerto Rico. Honestamente, ¿podemos decir y afirmar que hemos sido exitosos en nuestra meta? Lamentablemente, el miedo y los intereses políticos insulares nos han paralizado como pueblo. Nos llega la hora de ponernos de pie y exigir lo que por nacimiento o naturaleza nos pertenece. Igualdad de poderes, igualdad de responsabilidades e igualdad en oportunidades ni mas ni menos. Precisamente lo que esboza la Declaración de Independencia y protege y garantiza nuestra Constitución.
Ahora bien, ¿que es lo que verdaderamente propone nuestro gobernador y su partido político? ¿ Perpetuar el estado territorial-colonial? ¿ Desafiar nuestro ordenamiento constitucional con el fin de crear una Republica Asociada? A mi entender, cualquiera de los dos son sumamente antagónica a nuestra realidad constitucional. Más aún, todas las opiniones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos no pueden alterar nuestra realidad Constitucional. Los padres fundadores de la Republica estuvieron en todo momento bien consientes de que a los nuevos territorios había que prepararlos para convertirlos en nuevos Estados de la Unión. Habiendo sido ellos maltratados por Jorge III, los arquitectos de la Declaración de Independencia y posteriormente los creadores de nuestra Constitución, querían garantizar para las futuras generaciones que la nueva Republica que estaban creando, nunca pudiera tener a perpetuidad a un territorio organizado a la ilimitada voluntad del Congreso. De ahí precisamente nace la ordenanza del Noroeste en julio del 1787, bajo los artículos de confederación y luego fue ratificado en la primera sesión del congreso por Madisson y compañía, para garantizar que la cláusula territorial Artículo IV, Sec. III de la Constitución nunca se le confiriera al Congreso poderes ilimitados sobre nuevos territorios, a diferencia de los muchos que piensan y repiten sin estar consiente que dicha Ordenanza ha sido citada por el tribunal supremo de los Estados Unidos en mas de 50 ocasiones durante los últimos 60 años y todavía seguimos repitiendo la misma falacia en Puerto Rico. En los Estados Unidos con la excepción del perdón presidencial, nadie tiene poderes ilimitados. Por esa misma razón, somos una Republica Constitucional, la primera en la historia y no una democracia convencional.
Es increíble pensar que desde que el Congreso aprobó la Ley del Gobernador electo en el 1947, en el cual el Congreso expresamente articuló, que todos los derechos, privilegios e inmunidades que emanan de nuestra ciudadanía tendrían que ser respetados en Puerto Rico como si Puerto Rico fuese un estado de Unión que nadie en nuestra Jurisdicción se haya preguntado o haya desarrollado un pensamiento crítico y o académico de el alcance de dicha expresión en nuestra evolución constitucional dentro del Experimento Americano. Más aun , el mero hecho de que el congreso nos permitió establecer lo que a ningún otro territorio se le ha permitido en nuestra historia a través de la probación de la Ley 600, de base para pensar que lo único que resta para culminar la completa anexión, es la estadidad ¿ Verdad? Y ¿ Que pasó? Entre las mentiras del Partido Popular Democrático y el miedo y la falta de voluntad del Partido Nuevo Progresista, en vez de estar en el 2014 viviendo el sueño Americano, hemos permitido que nuestra sociedad se sumerja a la gran pesadilla americana.
La realidad es que la Constitución de los Estados Unidos define expresamente los pasos que hay que tomar para lograr la Estadidad. Nuevamente me veo obligado en enfatizar, que para obtener la Estadidad hemos que peticionar al congreso y si lo tenemos que realizar 100 veces, así lo haremos sin basilar. He expresado en varios discursos y numerosas ocasiones, el próximo paso peticionar por la Estadidad nos corresponde a nosotros colectivamente y a nuestro último Comisionado Residente. ¡ Nos llegó la hora de actuar y darnos a respetar en nuestra Nación! ¡ Seguimos!
Lcdo. Alfredo Castellanos
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